Parece totalmente lógico guardar en nuestra memoria situaciones pasadas y sus consecuencias para utilizarlas como aprendizaje en circunstancias futuras similares. Nos ahorra mucho trabajo mental: intuimos qué esperar de la situación, qué va a ocurrir.
La dificultad viene cuando anticipamos consecuencias de manera muy segura y sin base realista. Esto sería una definición aproximada del sesgo perceptivo que conocemos como profecía autocumplida. El cual suele ir muy asociado a otro conocido como el sesgo de confirmación (sí, ¡hay un montón!), que se trata de fijarnos más en aquellos elementos que confirman nuestra teoría de lo que va a ocurrir.
Imagínate que dentro de una semana tienes que dar un discurso ante 100 personas (situación amenazante para gran parte de la población). Estás convencido de que te temblará la voz, sudarás, tartamudearás… anticipas un resultado desagradable. Estos pensamientos generarán tanta inseguridad que quizá te bloquees y no ensayes lo suficiente. Quizá consideres que ensayar más no cambiará ese nefasto resultado. Quizá la expectativa de fallar te hará sentirte tan nervioso que, efectivamente, la situación será la esperada (profecía autocumplida). Incluso puede que des un discurso genial y recuerdes en mayor medida ese pequeño carraspeo del principio o ese inapreciable titubeo del final (sesgo de confirmación).
Una forma muy conocida de profecía autocumplida es el llamado efecto Pigmalión. En este caso nos centramos en las expectativas hacia los demás.
Se explica muy fácilmente asociado al ámbito educativo. Pongamos como ejemplo una profesora que piensa que un alumno es más inteligente. Sin ser consciente de ello le dedica más atención, lo reta con ejercicios más complejos y, efectivamente, el alumno aprende más y obtiene mejores resultados. Igualmente podríamos aplicarlo a una expectativa negativa respecto de otro alumno. Es decir, las expectativas de la profesora influyen en el rendimiento de los alumnos.
Existen muchísimos ejemplos:
Economía: ¿Qué ocurriría si se difunde el rumor de que una empresa va a quebrar? Si somos accionistas venderemos nuestras acciones y el precio de estas caerán, llegando, efectivamente, a la quiebra de la misma.
También en la gran pantalla encontramos ejemplos de este sesgo. El primero que se me viene a la cabeza es el desenlace de la relación de Anakin Skywalker con Padmé Amidala en Star Wars (no digo más que pocas cosas hay más feas que un spoiler📽️)
¿Y no sacamos nada positivo de esto? ¡Por supuesto, como si no me conocierais!
La cara más positiva de este efecto es que se puede entrenar la anticipación positiva: pensar que aprobaremos ese examen, visualizarnos dando un discurso de manera tranquila… Y como a los humanos nos encanta ponerle nombre a todo, esto se conoce como el efecto Galatea.
¿Y cómo puedo ponerlo en práctica?
Genera dentro de ti a un pequeño científico👩🔬: Fíjate en aquellas profecías que no se han cumplido. O si se han cumplido, ¿te has fijado en todos los hechos? Quizá resaltas más la importancia de los que confirman tu teoría. ¡Esto va de ser sinceros!
Qué importante parece ahora tener fe en uno mismo, ¿verdad? Hay que currárselo, obviamente, pero ayuda saber que creer que podrás hará más probable que así sea.
¿Se te ocurren más referencias de historias (libros, cine, series…) que ejemplifiquen el efecto Pigmalión?
Si quieres ampliar información sobre el tema te recomiendo:
- Robert Rosenthal
- Curiosidades: ¿Por qué el efecto Pigmalión se llama así? ¿Quiénes eran Pigmalión y Galatea?